Floración

La pita es iconismo de misterio.
Plegaria irritada a dioses mexicanos.
Su capricho floral
-podría decir milagro-
todos los veinticinco
años impone
un ritmo de reloj inmenso
que abarca vidas
más que primaveras:
Una flor y su estallido.

Esta pita en el campo no florece
vigilada por mí unos diez años
justos. Es incógnita pura
enigma que burla mi paciencia.

Aletean sus brazos carnosos
-por decir,
no hay viento que baile
con sus lenguas temibles-,
medusa que lastima toda piel humana
al nimio roce.

Me esconde su misterio
¿Será ya menopáusica?
¿O está forjando fértil su erguida, ignota flor?
Hija esperada que agota
las sales de la tierra
su calcio, hierro, cromo,
su níquel y potasio,
en monstruosa matriz
que hará bella a esa hija imposible.

Amenazo su silencio
con hacerla picadillo
de tequila, sisal y mescalina,
sus dones a este mundo,
con algo de bar
y un poco de farmacia
y también de almacén
donde se compra
para atar los nudos
fibrosos de las cosas.

Su apellido es agave,
ninfa griega.
Agave aleve que esconde su secreto,
Agave hirsuto que defiende
el jugo vegetal para su obra
mientras desoye
las pullas de sus dueños
(que no oiga esta palabra,
ella no tiene dueños)
es señora de su tiempo que mide
floraciones como vidas.

Es el neutro de pitón,
un femenino
que da en el toro
don de muerte y abre herida,
como un diminutivo
su rotundez de agravio
se mengua en un veneno sutil,
narcotizante,
propicio de visiones y aleluyas.

A veces la contemplo
con un poco de ira
Interpelo el silencio,
pero no me contesta ¿viviremos
para conocerle el fruto de su savia,
recortada contra el cielo, epifanía
entre los altos árboles?
¿Será mañana, el próximo verano?
En ese caso habré de tomarle
diez mil fotos y su flor
será un cometa en el tiempo de mi edad.
Seré feliz un día.

Habré llegado tarde
a su milagro verde,
me temo, no soy
afortunada ni puntual,
me pierdo en pistas falsas
-Novalis o Melville-
y todos los eclipses desde niña,
entonces
pita, agave, dame, tu licor de olvido
tu jugo de visiones, tu guitarra ronca,
los nudos de la vida que se aflojan,
dame tu imagen
y en la punta de mis letras, esa flor,
tu enorme hija
inalcanzable.

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Biobibliografía

Genoveva Arcaute.
Nació en 1953 en La Plata. Es Profesora de Lengua y Literatura y Profesora de la Red Nacional de Formación Docente en la Facultad de Humanidades, de La Plata.
Colaboró en la revista “Humor".
Es coautora de la pieza teatral “De Dulce de leche y de chocolate” en cartel desde 1983 hasta 1992 en La Plata y Capital.
Ganadora del festival de teatro Independiente año 1988.